lunes, 25 de agosto de 2025

¡Ustedes también son Estado, y lo saben!

 

En estas semanas, en las que nos estamos viendo y sintiendo devorados por violentos incendios, es necesario disipar el humo para no caer en simplistas demagogias.

Antes de ninguna otra afirmación, es justo decirles a todos y cada una de las personas afectadas, directa o indirectamente, por acción u omisión, que están en su derecho de alzar la voz, de reivindicar más medios, de protestar sobre los comportamientos de unos y de otros, de solicitar todas las ayudas que consideren oportunas, de gritar para exigir responsabilidades a quienes crean conveniente, de llorar. Ellos no pueden ni ser silenciados ni ser censurados por expresar su dolor e incertidumbre desde el calor de las cenizas que, aun humeantes, están pisando. La solidaridad del resto de ciudadanos, en sus más diversas formas, debería ser un torrente que les ayudase a mitigar de alguna manera su dolor extremo.

Sin embargo, no debemos olvidar que el Estado español es un estado configurado por 17 autonomías y 2 ciudades autónomas. Que, según recoge la Constitución, se crearon para hacer más próxima la administración de bienes, materiales y soluciones de problemas realmente propios y cercanos a la ciudadanía. De ahí que, cada Comunidad Autónoma, cada Ciudad Autónoma es también Estado: se llamen como se llamen. Da igual que hablemos de Melilla como de la Generalitat Catalana o Valenciana, de Ceuta o del País Vasco. TODOS SON ESTADO.

Nuestro problema como sociedad democrática que ha elegido este sistema territorial tan beneficioso para sus ciudadanos, reside en que sus dirigentes se creen encontrar en plena edad media, cuando los reinos de taifas se multiplicaron. Así tenemos 19 representantes políticos con sus respectivos gobiernos que rigen las distintas administraciones públicas territoriales, creyéndose que son independientes del Estado español. Y los ciudadanos de a pie, que sí somos demócratas y creemos en la fortaleza de la Constitución y del Estado de las Autonomías, observamos atónitos cómo juegan entre ellos a “tensar la cuerda” para que se rompa por el lado del contrincante, y así sacar rédito político.

Este es el gran problema de nuestro país en pleno siglo XXI. Las rencillas partidistas entre los distintos representantes políticos, a costa del bienestar, e incluso la vida de los ciudadanos -como vimos con la Dana el levante y como estamos observando en estos sufridos días de este mes de agosto-. Como dirigentes, se arrogan una desvinculación respecto del Estado que no es Constitucional ni cierta. Y le exigen exactamente eso que ellos deberían haber ido gestionando a lo largo de la o las diferentes legislaturas.  

Siempre hay tiempo para que llegue la rectificación, el cambio de esta absurda y asesina estrategia. El problema es que nuestros políticos actuales tienen una mirada tan a medio plazo, tan corta hacia los problemas comunes por los que realmente deberían preocuparse y solucionar, que prefieren aguas y humos que lanzar al contrincante político, a reconocer que sus gestiones están siendo nefastas. De ahí que, como ciudadano, haya que recordarles que: ¡ustedes también son Estado, y lo saben!

 

Eugenio Luján Palma – Filósofo


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