Escanea el siguiente
código QR y escucha la entrevista que me hicieron en la RADIO
del IES LA SISLA, el 19 de diciembre del 2023.
Artículos y reflexiones sobre la actualidad desde la filosofía...
Escanea el siguiente
código QR y escucha la entrevista que me hicieron en la RADIO
del IES LA SISLA, el 19 de diciembre del 2023.
Escanea el siguiente código QR para seguir la CONFERENCIA
con la que el Ayuntamiento de Bilbao conmemoró los 159 años del nacimiento
de Miguel de Unamuno y Jugo.
Dictada en la Biblioteca Bidebarrieta (antigua sede de la Sociedad El Sitio), con el título: BILBAO, ALMA EN UNAMUNO, el 29 de septiembre de 2023.
[Publicado el 27 de agosto de 2023 en el digital Huelva Ya]
Bajo
la luna de una Islantilla bulliciosa, se clausuró el pasado 26 de agosto el XVI
Festival Internacional de Cine. Propuesta más que interesante por la
visibilidad que proporciona.
Una
visibilidad, primero, a actores y actrices no siempre demasiados conocidos por los
espectadores. A pesar de tener ya un número de cortos y largometrajes a sus
espaldas, sus nombres no se han grabado aún en nuestra memoria. Es, por tanto,
una manera de lanzarles a los medios de comunicación, aireándoles sus trabajos.
Una
visibilidad, también, a un tipo de películas las más de las veces de público
minoritario. No es fácil ya de por sí sacar adelante un proyecto de este tipo,
y de que -además- ese proyecto tenga un reconocimiento entre el público. Este
tipo de Festivales permiten, pues, aventar proyectos cinematográficos que no
siempre entran en el gran circuito del consumidor de cine.
Y una
visibilidad, no lo olvidemos, a una zona muy confortable para el ocio en
familia. La Antilla es el puerto de Lepe: una barriada que, aprovechando
su enclave, ya desde hace muchas décadas estaba dedicada a proporcionar una
acogedora zona de veraneo. De ahí que en los años noventa, los ayuntamientos de
Lepe y de Isla Cristina decidieran apostar por un trabajo en
común, que permitiese el diseño de un “dream resort” sobre todo
para familias. Y así, de esa colaboración entre pueblos vecinos -que no es fácil
llevar a cabo, y que no siempre se acostumbra a realizar-, surge la magia de Islantilla.
Acogedora
zona turística con innumerables hoteles de todo tipo y categoría, de
apartahoteles, y de apartamentos (pareados o residenciales), que ofrecen al
turismo familiar todo lo necesario para su mejor disfrute. La playa con todos
sus alicientes, la brisa marina, el cielo azul, los atardeceres multicolores, y
una rica y típica gastronomía, ponen la guinda a esta maravillosa zona de ocio
que nace del trabajo en común de dos ayuntamientos vecinos.
Una
visibilidad que, además, le proporciona internacionalmente este caprichoso
Festivas de cine. Y digo caprichoso en su sentido de coqueto, de estético, e
incluso antojadizo. Es un placer acudir a la ceremonia de cierre con la entrega
de los premios, y sobre todo del cada vez con más reconocido dentro del
circuito Premio Honorífico Luis Ciges. Donde el Hotel Estival ha
encontrado el marco perfecto para proyectarlo: un entorno minimalista, natural,
abierto pero recogido a la vez, sin necesidad de una decoración artificial
salvo la tecnología imprescindible, y muy refrescante para quienes acudimos.
Afirmo
que es un placer, porque las cosas se valoran cuando se desarrollan con su
propia naturalidad, y duran ese tiempo necesario para que acontezca. Algo que
domina a la perfección su alma mater (o pater): Esteban Magaz, director
de este Festival Internacional de Cine, que ha sabido mantenerlo en el
tiempo bajo la luna especial de Islantilla.
Quizá
el Festival más largo en proyecciones, pero cuya Gala de Clausura luce por su
sencillez y presteza. Esteban Magaz tiene alma de cine, y ve la vida en
fotogramas. Fotogramas que deben ser los justos y necesario para dar sentido a
una producción, creando un ambiente donde se reproduzca la trama acotada
siempre dentro de un tiempo suficiente. Salvo los discursos de los
representantes políticos, con temas manidos y echándose unos a otros las
bendiciones de rigor, el desarrollo de la Gala de Clausura es la justa y
necesaria para dar los Premios, visualizar retazos de los trabajos y conocer
brevemente a los premiados.
Y
todo, bajo el guiño de una luna que se funde en negro en el horizonte de
Islantilla.
Eugenio
Luján – FILÓSOFO
Considero al ser
humano, a toda persona, como una orilla. Esa orilla a las que otras orillas
arriban, se acercan, se acurrucan, fondean o se despiden. Pero siempre, orillas
dispuestas a sentir. Lugar de atraque de diferentes sensibilidades, que llegan
a confundirse con las propias. Si somos algo, no es la mera razón o el
conocimiento, sino el sentimiento: somos seres sentientes. Y Aníbal
Álvarez, no solamente lo es, sino que nos lo demuestra en su
nuevo poemario: Isla Cristina, Luz.
Donde despierta en el lector -Isleño, Ayamontino o de cualquiera otra orilla de
la ría-, emotivos sentimientos personales y ante todo sociales.
Aníbal, a quien he tenido el placer de conocer en estos días, es
un poeta ayamontino, que quiere y vive Ayamonte. Pero que siente y sueña como
hombre universal. Y “a la luz encendida de los versos”
así lo expresa, describiendo con una enorme sensibilidad, en el cielo azul de
la mar que acoge a ambos pueblos fronterizos, las pasiones, recuerdos y
sentimientos que Isla Cristina ha ido despertando en él.
Porque lo importante de ser orilla no es de qué orilla estés:
sino el mismo hecho de sentirte orilla de los otros, en donde los demás puedan
recalar y sentirse acogidos. O, simplemente, desde donde sentirnos.
Somo orillas para los otros, pieles sentientes que se transforman en el roce
con el otro, con el distinto, con el diferente: como lo es un ayamontino y un
isleño. Que durante decenios han convivido en el roce del trajín diario. Somos
los del “pueblo de al lado”: lo mires desde la orilla que lo mires. Y eso no
tiene nada de peyorativo, sino más bien de consustancial al ser humano. Somos
una especie migratoria, creada a base de la mezcolanza genética y cultural,
como lo es el gran Ayamonte o la muy digna Isla Cristina.
“Con la voz de poeta” se despacha una “Tarde
lorquiana” “Pensando en Isla Cristina”,
o describiendo esas “Salinas de Isla Cristina”. “Vente
a Isla Cristina”, nos invita, para disfrutar de las “Gaviotas”,
“La
casa de Blas Infante”, o de los “Mariscadores urbanos”, sin
olvidar: “El
paseo de las Flores” o la “Casa de Gildita”, “Playa
del Caimán”, “Paseo de las Palmeras”, “El
Cantil”, “Calle de San Francisco” o la
“Senda
del camaleón”. “Vente a Isla Cristina, cariño”,
exhorta en uno de sus hermosos poemas, para sentir el alma de un pueblo costero
y fronterizo, hecho en su constante pelea con la mar. “A Isla Cristina, mi amor, a Isla
Cristina”, donde bulle también el dolor perpetuo de quienes reposan
entre las ingrávidas olas de la mar océana, como sepultura eterna.
Una refrescante lectura para este caluroso verano, donde “Una
mujer llamada Isla Cristina” es sentida, entre versos y prosa
poética, por un ayamontino de nombre Aníbal Álvarez, y profesión poeta.
Eugenio Luján Palma – FILÓSOFO
Hanna Arendt nos enseñó la banalidad del terror, cómo desde la
trivialización del sufrimiento éste tortura y mata dos veces: en la propia
ejecución, y después cuando se vulgariza y desnaturaliza. Es ese totalitarismo
impuesto, cuadriculado, rígido, como la celda desde la que mira Picasso, con
ojos inquisitivos, de dolor… pero también de esperanza: «Homenaje a Picasso»,
lo llama su autor. Ojos que buscan, más allá del último ángulo del marco, una
brizna de ilusión. Dolorido, con tintes rojos en su más íntimo humanismo, busca
salir del encierro que toda oscura ideología totalitaria impone para, con trazos
entre surrealistas y cubistas, mostrar después al mundo la realidad de un
bombardeo con formas de sueño pasajero.
Realidad, sueño y vida se entremezclan así en su obra,
como en esta exposición ocurre en los cuadros de Jesús Romero, humanista
y médico. Una realidad maltratada en su aspecto más natural por un
consumismo atroz banalizado, que cada día asfixia más a nuestro planeta,
haciendo retroceder lo natural al empuje de una basura compulsiva. «Cambio
climático» lo titula, donde el medio ambiente se ve retrotraído por el
impulso cruel de la contaminación, que abarca cada vez más terreno en el
cuadro, empujando a lo natural a una esquina. Mostrándonos su fragilidad,
diversidad y cambio constante con esas hojas que el viento arroja hacia un
letrero humano, que nos avisa -porque aún muchos lo niegan-, del latrocinio que
estamos cometiendo a nuestra madre naturaleza.
Exposición que parte de la banalidad del terror, y que
transita al terror del uso tan banal que hacemos de los materiales.
Reivindicando otras vidas para una chapa vieja y oxidada (Constructivismo 1),
sobre la que reposa el trabajo del hombre -siempre áspero, bronco, monótono
como la arpillera-, pero que es lo que le dignifica, lo que le da su esencia.
Sin poder dejar de ajustarse a las normas cuadriculadas imperantes, reguladas
por una sociedad estricta, pero en donde siempre cabe la libertad de creación
del sujeto, del ciudadano, del individuo.
Reutilización de los materiales más banales y
vulgares, que nos llevan a comprender, no solamente que: «La vida es un
teatro»; sino a entender que la cultura humana, desde el conocimiento, la
tecnología, la ciencia, al arte y la religión, son elementos fugaces en la vida
del planeta, incluso en el de la propia humanidad. Desde una vieja lata oxidada
y abierta como un libro, contemplamos, con la perspectiva de Jesús, la
caducidad de la vida y producción humanas. Importantes en cada uno de sus
enfoques, imprescindibles en su momento, necesarias para nuestro desarrollo y
evolución, pero sin perder de vista su fugacidad.
Una vida humana que se ha construido desde la más pura
existencia. No nacemos en forma de proyecto cerrado, sino que debemos
construirnos -como lo hace el herrero con el acero en su fragua-, a golpe de
decisión. Un noble y recio material que representa la dignidad que todo ser
humano tiene. Que reivindica el respeto a cada forma peculiar de vida humana,
como esas curvas con las que Jesús diseña su: «Figura existencialista», siempre
reafirmándonos en lo que queremos ser; siempre en la búsqueda de nuestra forma
más precisa e íntima del Ser.
Exposición abierta en la Galeria Bel-Arte de Toledo,
a la que nos invita a entrar su carismático: «Composición informalista 1.
Entrada al conocimiento». Obra realizada con materiales que se fue
encontrando en sus paseos por el campo. Materiales vulgares, banales,
desechados, olvidados, arribados como basura contaminante, pero que en sus
manos toman forma de esa puerta que invita a ser abierta, y trasgredida en sus
límites.
Metáfora, sin duda, de una sociedad consumista y egoísta
que también arrumba a muchas personas, convirtiéndolas en solitarios despojos
humanos. Usados hasta la extenuación por un entorno productivo depredador, que
termina por enajenarles su esencia y convertirles en los actuales residuos
-cual chapa oxidada-, de las poblaciones de hoy. Individuos invisibles con
quienes, sin duda, deberíamos también comprometernos para ayudarles a construir
una segunda y nueva vida.
Eugenio Luján Palma - Filósofo
Escanea el siguiente código QR para leer la ENTREVISTA realizada por Jorge Gómez Jiménez, director de la Revista Literaria LETRALIA, tierra de letras, el 24 de abril de 2023.
Su libro: Ser orilla. Estampas de Isla Cristina
encierra reflexiones universales a partir de vivencias personales:
Eugenio Luján Palma reivindica la originalidad de ser persona
Narra
uno de los evangelios que, cuando fueron al sepulcro las mujeres a lavar el
cadáver de Jesús crucificado, se encontraron con que la enorme losa que tapaba
la entrada, había sido desplazada. Al entrar, comprobaron que su cuerpo ya no
estaba, y ante su temeroso desconcierto alguien les dijo: ¿por qué buscáis
entre los muertos al que está vivo? Así, la resurrección de Jesús se mostró con
el símbolo del desplazamiento de aquella enorme losa, con la que sus enemigos
más viscerales quisieron enterrar hasta su memoria.
Granítica
losa pesada con la que otros, a lo largo y ancho de nuestra más vasta historia
cultural, han pretendido ocultar el grandioso legado de artistas, escritores e
intelectuales. Este ha sido el caso de la magna obra que D. Miguel de Unamuno
nos dejó, en aquel lejano ya 31 de diciembre de 1936. Losa diseñada previamente
por quienes en su día le vieron como enemigo a batir y que, una vez muerto su
cuerpo, pretendieron hacer caer sobre toda su obra buscando su más plácido
olvido.
Así,
durante la dictadura franquista, su producción literaria y su supuesta adecuada
interpretación, estuvo manipulada. Pretendieron filtrarnos hábilmente
determinados textos, desde una descafeinada y siempre muy interesada
interpretación sesgada de ellos. Evidentemente, hubo importantes indagaciones
que buscaron abrirnos los ojos ante tal manipulación, pero que no dejaron de
ser escasas y muy puntuales. Voces que hoy consideramos auténticas joyas
pioneras en la investigación de su pensamiento.
La
Democracia aún le debe a D. Miguel ajustar cuentas ante esa tergiversación, y
permitirle lucir tal y como él realmente se expresó. Es penoso comprobar que a
día de hoy, en los libros de textos de primaria, secundaria, incluso en los
considerados más especializados que se manejan en los estudios universitarios,
la explicación y exposición de su pensamiento sigue aquellas líneas maestras
que se diseñaron en la ya desaparecida Dictadura, para acallar su potente voz
crítica contra quienes ahogan las libertades.
De ahí
la necesidad, cada vez más apremiante, de levantar esa granítica losa pesada
con la que durante demasiadas décadas se ha pretendido atenuar o eliminar el
brío con el que D. Miguel vibra en cada uno de sus renglones.
En su
última obra, el “Resentimiento trágico de la vida”, escribe de manera
clara y precisa: “Yo no he cambiado. Han cambiado ellos”. Porque él
siempre se mantuvo en el mismo sitio: en el de la defensa de todas y cada una
de las libertades individuales que cada persona posee, por el simple hecho de
serlo. Era el escenario en el que tuvo lugar sus afirmaciones y sus luchas lo
que cambiaba: no su posición. Y esa, precisamente, ha sido una de las peores
tergiversaciones que hemos heredado, y que se mantiene.
Ante
el incipiente nacionalismo, se enfrentó a los bizcaitarras (muchos de ellos,
amigos de la infancia); criticó públicamente los desmanes de la monarquía de
Alfonso XIII; se le desterró por enfrentarse a la Dictadura de Primo de Rivera;
reprochó a Manuel Azaña el diseño de la República que venía diseñando, y -él,
que tanto luchó por hacerla realidad- abandonó ese proyecto; no dudó en
rectificar su incipiente apoyo al levantamiento del 36, y se enfrentó en
público -solo con su palabra- a todo un general rodeado de su séquito armado.
El
pasado jueves 29 de septiembre de 2022, conmemoramos en el Ateneo de Madrid el
158 aniversario de su nacimiento, con la presentación de un proyecto: “Bajo
pluma de mujer”. Producto del esfuerzo de dos significativas investigadoras
de la Universidad de Salamanca, se nos ofrece la posibilidad de acceder a
multitud de cartas que él recibió de mujeres: unas conocidas, otras famosas por
su contribución a la cultura, y muchas también anónimas. Para quienes él se
había convertido en un referente intelectual.
Recordemos
que fue Unamuno quien, en su Tía Tula, inventó ese concepto tan arraigado de “sororidad”,
y con el significado exacto con el que hoy le utilizamos; que siempre acudió a
aquellas reuniones “de mujeres” -como muchos las descalificaban-, para
hablarles de sus ideas y pensamientos; que nunca renunció a defender la
igualdad y la libertad de todos y cada uno, en cualquier foro que se
encontrase.
“Bajo
pluma de mujer” es un esfuerzo más por conmover esa granítica losa pesada
que aún quiere conservar la tergiversación de su obra; y que solo con su
desplazamiento, conseguiremos la resurrección de su auténtico pensamiento. Un
esfuerzo bienvenido por quienes mantenemos que existe una unidad de sentido que
transitas por toda su obra; y reivindicamos su figura como la del intelectual
más importante que hemos tenido. Por quienes, en definitiva, luchamos para que
la fuerza de cada renglón escrito por D. Miguel consiga volver a vibrar en la
mente de esos lectores futuros, hasta estremecerles en su zona de confort.
Eugenio
Luján Palma – Filósofo
2. La intolerancia como origen de los conflictos La zona designada como los Balcanes ha sido refugio de pueblos muy diversos a lo largo ...