El “vizconde demediado”, de
Ítalo Calvino, es una metáfora de la sociedad polarizada en la que vivimos aún
hoy en día. Tan radicalizada en general que, o estás con unos o estás en su
contra: tanto a nivel político, de género, cultural, deportivo, gastronómico,
ideológico, … Somos todos vizcondes demediados a quienes se
nos ha enseñado a perder una mitad importante y necesaria de nosotros, y a
vivir como si no nos hiciera falta, a no extrañarla.
En estos días el Dr. Romero, gran
traumatólogo y mejor amigo, acaba de publicar una colección de artículos
recogidos con el título de “A mi pesar”. Lúcidos,
diversos en su temática y capaces de incitar a la reflexión. Quizá la hebra que los cose no sea otra que la reivindicación del
humanismo, de una actitud humanista ante la vida, ante la dura
realidad y dentro de esta sociedad tan dicotómica en la que vivimos.
El humanismo surgió allá por el siglo XV
para acabar con el encorsetamiento intelectual de la teocracia medieval,
poniendo al ser humano como centro de la reflexión y origen de todo
conocimiento. Actitud que vuelve a reivindicar Jesús en sus
ensayos para entender y así poder proponer mejoras a las circunstancias que nos
rodean, situaciones por las que estamos pasando y -como no-, a esta sociedad de
extrañeza en la que vivimos.
Dejemos de pensar como hombres de letras o
de ciencias; de hemisferios partidos y separados; y pensemos como hombres
completos, como “Nada menos que todo un hombre” (en palabras de Unamuno), donde
se una lo sentiente y lo pensante, que como ya defendió en toda su obra, y lo
demuestra la moderna psicología de la emoción, no es más que una y la misma
cosa.
Despertemos en la sociedad la
necesidad de buscar la solución a estas encrucijadas que
se nos muestran a diario, no desde la ideología partidista, mediada al fin y al
cabo, sino desde la unión, desde la completud. Reivindiquemos una sociedad
civil comprometida, como ha ocurrido en otros momentos importantes de nuestra
historia que, desde esa visión humanista, integradora, donde el objetivo sea
buscar soluciones y no azuzar al contrario, limitarle o incluso aniquilarle, se
propongan escenarios más realistas como propuestas verdaderamente eficaces y
posibles.
Decía Ortega que la crisis europea
solo se solucionaría cuando en ella imperase una auténtica filosofía. Quizá
-como mantiene el Dr. Jesús Romero en su “A mi pesar”-, el inicio de ello sea el de tomar conciencia de que la perspectiva
humanista es la más necesaria en nuestros días, promovida desde un marco de
convivencia gestionado por una sociedad civil realmente concienciada y
comprometida. Logrando así superar, por fin, al hombre-masa
demediado, imperante hoy, en su ramplonería.
Eugenio Luján Palma - Filósofo
No hay comentarios:
Publicar un comentario