lunes, 24 de junio de 2024

Un plato indigesto: las ratios, lastre de la Educación en Castilla-La Mancha


A estas alturas del siglo XXI, todos nos hemos acercado en algún momento, o con cierta frecuencia, al mundo de la gastronomía. ¡Quién no se ha colgado un delantal para preparar un plato con tinte más o menos tradicional, o más o menos sofisticado, o solamente para picotear algo! La cocina no deja de ser un pequeño laboratorio de alquimia, donde los elementos se transforman en contacto unos con otros, para dar lugar a algo nuevo y diferente. Pero, para conseguir ese producto final, distinto de los que lo componen, el proceso debe estar regido por unas proporciones. Esas que nos pueden llevar a la gloria, si se respetan; o al desastre, si las forzamos o las obviamos.

Por eso, los secretos más ocultos de cualquier amante del arte culinario no son los ingredientes: que un paladar educado puede detectar, tras una cuidadosa cata; sino las proporciones: tanto de ingredientes como de tiempos de ejecución. ¡Ahí está el auténtico secreto de la transformación de un conjunto de productos en un deleitoso plato!

El proceso de enseñanza que se vive a diario en nuestras aulas de los centros educativos, tiene mucho que ver con este arte culinario. Hay que buscar el mejor resultado final en cada alumno en la asunción de conocimientos y destrezas; pero teniendo en cuenta que conviven adolescentes y jóvenes con características peculiares, diversas y con muy distintos intereses (lo que hace que todas las aulas sean diferentes entre sí).

Y, de la misma manera que el hacerte con un magistral libro de recetas, no te hace un buen cocinero; el aventurar las teorías pedagógicas más novedosas e innovadoras, no te hace ser un mejor profesional de la enseñanza. Si no conoces la receta, evidentemente no podrás elaborar el plato; cuanto más diestro esté el profesional en técnicas pedagógicas, mejor podrá interpretar esa realidad del aula concreta que vive (y que siempre difiere a las otras). Pero, aunque trabaje con los mejores productos para conseguir una exquisita elaboración, si no se respetan las proporciones -las ratio- en cantidades y tiempos, jamás se conseguirá obtener el plato deseado.

Ese es el dilema auténtico que los dirigentes de este gran restaurante, que es la enseñanza pública en Castilla La Mancha, aún no se han planteado. Y me refiero a los actuales, pero también a los anteriores de los actuales: a todos los que, desde hace años (ya más de una década), han visto en la ampliación de la ratio el más disimulado recorte en el presupuesto. Pretenden elaborar platos de calidad utilizando buenos medios y recursos, pero cercenando las ratios y las proporciones, fundamentales -como en cocina- para la elaboración de una enseñanza de calidad. Un dilema que, como políticos (de profesión o asesores arrimados) devuelven hábilmente al ámbito del profesorado, haciéndoles responsable de ser desconocedores de las recetas más novedosas, necesarias -según ellos pretenden inculcar en la sociedad- para ese salto de calidad.

Con ratios, para el curso 2024-2025, de 30 alumnos por clase en las aulas de la ESO (donde están los niños castellanos manchegos de 12, 13, 14, 15 y 16 años), y de hasta 32 para las de Bachillerato, estos Gerentes de la Administración Educativa pretenden que los profesionales de la enseñanza consigan las más exquisitas elaboraciones. Y, además, ponen el foco sobre nosotros haciéndonos responsables de las consecuencias inmediatas de tal catastrófica medida, que -como he comentado anteriormente- venimos soportando desde hace ya demasiadas legislaturas.

Tanto en educación como en gastronomía, la magia está en la proporción, en la ratio. Todo dependerá de lo que el Gerente pretenda conseguir: o engañar a los estómagos mientras se afirma que se da de comer, y a la vez culpar de ello a los profesionales que lo preparan; o promover la elaboración de un buen menú equilibrado, que alimente, nutra y enriquezca a nuestra juventud.

Por tanto, estimados dirigentes educativos, la mejora solamente podrá hacerse realidad desde el momento en el que se respeten los tiempos y las proporciones, es decir: las ratios. ¡Piénsenlo!

 

 

Eugenio Luján Palma – Filósofo


https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/eugenio-lujan-palma-plato-indigesto-ratios-lastre-educacion-castillala-mancha-20240624194329-nt.html



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