domingo, 29 de agosto de 2021

Vandalismo contra Unamuno

 

Cuando me creáis más muerto // retemblaré en vuestras manos”, escribió Miguel de Unamuno en 1929. Hoy en día, después de 85 años de su muerte, y sin haber sido aún repuesto desde las instituciones democráticas como el auténtico intelectual que tuvo este país en los últimos siglos, Don Miguel sigue siendo objeto de escarnio. Han sido muchas las veces que han tenido que dragar parte de la ría de Bilbao, en busca del busto que el genial Victorio Macho le dedicó cuando estaba desterrado en Hendaya, porque vándalos desalmados lo cortaban de su pedestal queriéndolo hundir en el olvido.

Hace unos días, vecinos de la calle Ronda de Bilbao, en su casco viejo (en el Bilbao de las siete calles, como le gustaba decir a Unamuno), han denunciado nuevas pintadas y daños en la fachada de la casa en la que nació el 29 de septiembre de 1864. Y lo más hiriente no es ya el maltrato en sí de un simbólico lugar, sino la desidia política de las autoridades municipales por permitirlo, y no restaurarlo con celeridad.

Unamuno fue uno de los grandes intelectuales liberales que ha tenido este país, tal como se entendía ser liberal en el siglo XIX: defensor a ultranza de todas las libertades que posee cada individuo, frente a la sociedad y al Estado. Lo que, entre otras cosas, le convirtió en uno de los luchadores por traer la República de nuevo. Su enfrentamiento con el General Primo de Rivera durante su Dictadura, y al entonces Rey Alfonso XIII, le llevó a ser despojado de su cátedra, de su trabajo, de su sueldo, y a ser desterrado a Fuerteventura. De donde él mismo decidió exiliarse a Paris y después a Hendaya, para luchar contra una Monarquía y una Dictadura corrompida y abyecta.  

Toda su vida fue una lucha contra quienes querían imponerse, eliminando libertades al ciudadano, a los individuos. De ahí que, cuando la República de Azaña empezó a dibujarse olvidando esas libertades básicas y fundamentales de toda persona, y que él tanto defendió, se desmarcó de ese proyecto, y lo criticó con dureza. Lo que le llevó, de nuevo, a ser cesado en sus responsabilidades políticas y educativas, pero ahora de manos de quienes se las habían repuesto.

Esa lucha constante suya en defensa de las libertades, le hizo decir aquello de: “yo no he cambiado, son ellos los que lo han hecho”. Porque Don Miguel siempre estuvo en el mismo lugar, ante la defensa a ultranza de las libertades individuales de todos. Lo que cambiaba era el escenario en el que tenía lugar, un decorado que le circundaba, y a veces le acogía y envolvía como personaje próximo; o le alejaba y repudiaba como opositor y disidente. Pero él nunca abandono esa posición, de la que se hizo defensor ya desde 1884.

Y ahora, esos que quieren presentarse como adalides de la libertad de pensamiento y de expresión, lo hacen buscando borrar, de manera física y de la memoria colectiva, a quien fue uno de sus más grandes defensores: Miguel de Unamuno. Responsable primigenio de que ellos puedan jactarse hoy de ser libres, y de usar esa libertad con fines represivos.

Cuando vibre todo entero, // soy yo, lector, que en ti vibro”, termina su estremecedor poema. Porque, cuando esos vándalos dicen actuar desde su derecho a ejercer la libertad contra la obra de Unamuno, no saben los muy ignorantes que es el propio Unamuno quien retumba entre sus tuétanos: pues a él le deben, entre otras personalidades, que exista hoy un marco jurídico de libertades que le consiente esas incívicas acciones.


Eugenio Luján Palma - Filósofo

martes, 10 de agosto de 2021

Ante la ramplonería social, humanismo

 

El “vizconde demediado”, de Ítalo Calvino, es una metáfora de la sociedad polarizada en la que vivimos aún hoy en día. Tan radicalizada en general que, o estás con unos o estás en su contra: tanto a nivel político, de género, cultural, deportivo, gastronómico, ideológico, … Somos todos vizcondes demediados a quienes se nos ha enseñado a perder una mitad importante y necesaria de nosotros, y a vivir como si no nos hiciera falta, a no extrañarla.

En estos días el Dr. Romero, gran traumatólogo y mejor amigo, acaba de publicar una colección de artículos recogidos con el título de “A mi pesar”. Lúcidos, diversos en su temática y capaces de incitar a la reflexión. Quizá la hebra que los cose no sea otra que la reivindicación del humanismo, de una actitud humanista ante la vida, ante la dura realidad y dentro de esta sociedad tan dicotómica en la que vivimos.

El humanismo surgió allá por el siglo XV para acabar con el encorsetamiento intelectual de la teocracia medieval, poniendo al ser humano como centro de la reflexión y origen de todo conocimiento. Actitud que vuelve a reivindicar Jesús en sus ensayos para entender y así poder proponer mejoras a las circunstancias que nos rodean, situaciones por las que estamos pasando y -como no-, a esta sociedad de extrañeza en la que vivimos.

Dejemos de pensar como hombres de letras o de ciencias; de hemisferios partidos y separados; y pensemos como hombres completos, como “Nada menos que todo un hombre” (en palabras de Unamuno), donde se una lo sentiente y lo pensante, que como ya defendió en toda su obra, y lo demuestra la moderna psicología de la emoción, no es más que una y la misma cosa.

Despertemos en la sociedad la necesidad de buscar la solución a estas encrucijadas que se nos muestran a diario, no desde la ideología partidista, mediada al fin y al cabo, sino desde la unión, desde la completud. Reivindiquemos una sociedad civil comprometida, como ha ocurrido en otros momentos importantes de nuestra historia que, desde esa visión humanista, integradora, donde el objetivo sea buscar soluciones y no azuzar al contrario, limitarle o incluso aniquilarle, se propongan escenarios más realistas como propuestas verdaderamente eficaces y posibles.

Decía Ortega que la crisis europea solo se solucionaría cuando en ella imperase una auténtica filosofía. Quizá -como mantiene el Dr. Jesús Romero en su “A mi pesar”-, el inicio de ello sea el de tomar conciencia de que la perspectiva humanista es la más necesaria en nuestros días, promovida desde un marco de convivencia gestionado por una sociedad civil realmente concienciada y comprometida. Logrando así superar, por fin, al hombre-masa demediado, imperante hoy, en su ramplonería.


Eugenio Luján Palma - Filósofo

sábado, 3 de abril de 2021

Paciencia docente

 [Publicado en varios periódicos digitales de Castilla-La Mancha]


Llegó Filomena como impetuoso regalo de Reyes, y tendió su majestuoso manto nevado sobre la comunidad. Incomunicó ciudades, pueblos y personas, impidiendo que un gran número de trabajadores pudieran acudir con normalidad a su puesto.

Desde la Consejería de Educación suspendieron las clases, y no se les ocurrió otra alternativa que con la obligatoriedad de recuperar esos días lectivos perdidos. Sin caer en la cuenta de que la solución más inmediata y eficaz ya estaba lista desde septiembre, a falta de dar la orden para aplicarla. Porque fue desde su sancta sanctorum, desde esos despachos alejados ya de la tiza pero que dirigen los designios de la educación de esta comunidad, desde donde partieron las instrucciones de programar para este curso todas las asignaturas de cada departamento contemplando la posibilidad de tres escenarios: el presencial, el semi-presencial y el on-line (por si había confinamiento). Lo que, a la hora de programar, supuso triplicar por asignatura el trabajo en septiembre de los docentes.

Evidentemente que estaban previstos por si la pandemia se cebaba de nuevo, pero que -por estar ya todo programado desde inicios del curso-, en cuestión de horas el escenario on-line se habría activado en todos los Centros Educativos: y así, ni los docentes se hubiesen visto privados de dar sus clases, ni sus alumnos el recibirlas. Sin embargo, nadie perteneciente a ese sancta sanctorum de la Consejería de Educación se acordó de esas instrucciones que ellos mismos habían ordenado: ¿para qué, si podemos improvisar otras, y las acatarán sin rechistar? La recuperación de esos días lectivos no tiene su causa en la nevada, sino en una medida política de quienes no supieron activar las instrucciones que ellos mismos impusieron al inicio de curso, y que maestros y profesores habían desarrollado.

Estos días de pasión ha coincidido con la vacunación de los docentes. En Toledo se ha centralizado la de la mayor parte de los Centros Educativos de la provincia, y el final de semana ha sido caótico. Así como en Talavera funcionó de manera ejemplar, en Toledo el jueves se dejó de citar a los afectados; han estado toda la semana santa pendiente del móvil sin poder hacer planes por si llegaba ese aviso; llamaban a compañeros para intentar dilucidar el criterio y así intuir para cuando su vacunación; un numeroso grupo de profesores tuvieron que solicitar en ventanilla esa citación que no llegaba, mientras el Sescam y la Delegación de Educación se achacaban las culpas del caos de ese día. Y cuando por fin se procede a la vacunación, en Toledo no registraron ni el lote ni ninguno de los parámetros contemplados en los documentos que todos aportaban.  

Ambas circunstancias son nuevos ejemplos de esas desconsideraciones sobre los docentes, que aún deben agachar la cerviz ante la autoridad y dar las gracias por estar ya todos vacunados, sin ocurrírseles protestar por esos días de fiesta no disfrutados que se pierdan en el limbo de la inutilidad política. A lo que se suma aquella nefasta y dolorosa intervención -que aún duele- del más alto representante gubernativo, donde hace un año relacionaba la necesidad del confinamiento con más vacaciones para los docentes.

Todos sabemos que de esto hay responsables concretos, pero la máxima responsabilidad es suya Sr. Page. Recordando a Cicerón, yo me pregunto: “Quousque tandem abutare, Page, patientia nostra?

 

Eugenio Luján Palma - FILÓSOFO

miércoles, 31 de julio de 2019

Unamuno frente al esperpento de relatores y relatos sibilinos

          [Publicado en La Gaceta de Salamanca, el 31 de julio de 2019]


Vivimos en el mundo de la post-verdad. En el de los relatos creados para acomodar la realidad, sin importar que sean estos los que realmente emanen de ella. Tras la investidura fallida del sr. Pedro Sánchez, PSOE y Unidas Podemos buscan hilvanar relatos que les permitan presentarse ante sus votantes como las víctimas del boicot del otro. Negociaciones que deberían haber sido con luz y taquígrafos para todos, pero que hemos visto desarrollarse en función de las filtraciones interesadas que cada parte ha ido desvelando: precisamente, para poder estructurar posteriormente en explicaciones con sentido, esas negociaciones que se iban alumbrando ya como fallidas. Y entre las invectivas que se lanzan los unos a los otros, estructuradas en un argumentario presentado por ambas partes desde la coherencia más sibilina, se cuelan menciones entre parlamentarios vascos de uno de los vascos más universales que tenemos en España: Miguel de Unamuno.

Fue esperpéntico contemplar cómo el representante de EH Bildu, grupo parlamentario que a día de hoy no ha condenado un solo atentado de la banda terrorista y asesina de ETA, se siente preocupado por la normalización que en esta legislatura ha tenido la extrema derecha en el Parlamento, con capacidad de veto. Fue esperpéntico también oír cómo desde la bancada de VOX utilizan una adaptación de la famosa frase que el propio Unamuno lanzó, hace ya casi 83 años, al General Millán-Astray, precisamente para separarse y marcar la diferencia con la actitud, el comportamiento y el talante que ese militar representaba y mantenía. Y no deja de ser menos esperpéntico que esta apropiación de palabras e ideas de Unamuno por parte de VOX, cuya presencia parlamentaria chirría en HB Bildu, dejase perplejo al representante del PNV: “esto es el mundo al revés”, espetó.

Más que el mundo al revés, se trata de una suerte de relatores en busca del mejor relato posible, para blanquear una realidad que aconteció de una manera, y que no interesa ser contada con esa precisión que da ajustarse a los hechos.

Que el PNV se extrañe de la manipulación de la famosa frase de Unamuno, es esperpéntico por la manera en el que la que le han tratado y tergiversado sucesivamente. Salvando al añorado Iñaki Azcuna (y en su nombre a esos pocos peneuvistas unamunianos), que no tardaba en vaciar la ría para reponer en su columna corintia el busto arrancado a Unamuno de su propia plaza, muy pocos han puesto verdadero empeño por mantener viva su memoria, su trayectoria intelectual, y potenciar su legado. Aunque debe saberse que ya Unamuno con 22 años, en varios artículos publicado en 1886 en la Revista de Vizcaya, estableció sus diferencias y oposición a las teorías que su paisano Sabino Arana venia pergeñando: una distancia que, desde entonces, mantuvo siempre, y unas ideas que no cejó en combatir.

Que la derecha más extrema como es VOX, haga suyas las palabras “venceréis pero no convenceréis”, es también esperpéntico: otra manera de maquillar unos hechos para elaborar un nuevo relato, donde mostrar a Millán-Astray y Unamuno subsumidos, englobados en unas mismas circunstancias, pero nunca enfrentados. Cómo fueron expresadas por el todavía Rector, es un secreto que guardan las paredes del Paraninfo de la Universidad de Salamanca. Qué respuesta exacta saliera de la tullida boca del General, tampoco aporta o mengua nada a esas cuatro palabras que, conjugadas como fuere, llenó de dignidad al Unamuno intelectual, y a todos aquellos caídos en el frente, en los paredones o cunetas de la sangrienta España del 36. Palabras que ahora algunos pretenden que llenen también de esa dignidad precisamente a quienes perpetraron el golpe y levantamiento, frente a la legalidad vigente de la República; a esos que no tardaron en decretar lo más parecido a un arresto domiciliario de Unamuno, por expresarse como lo hizo.

Pero es que, además, esas cuatro palabras –quizá las más llenas de dignidad de la historia-, se convierten en notario de la coherencia y unidad de sentido de su obra. Son uno de los hilos conductores que, siguiéndolo, acaban con ese otro también relato compuesto y fomentado en la dictadura, que tilda a don Miguel de pensador incongruente e incoherente. Se trata de cuatro palabras que tienen su fundamento en la conferencia nunca dictada “El derecho y la fuerza”, escrita entre finales de 1886 y principios de 1887 donde afirma: “Cada cual libre en su esfera, libre de asociarse y de dejar la asociación, libre para pactar y libre para romper el pacto, únicamente no es libre para atacar la libertad ajena, luchen las libertades en el contrato, no las voluntades en la fuerza, al vencimiento que es el sucumbir de la libertad sustituya el convencimiento que es el sucumbir de la voluntad”. ¿Una idea expresada con 22 años y mantenida hasta los 72, no demuestra la unidad de sentido de su obra?, ¿no es una prueba de su coherencia? Idea que, entendida así en su germen, nos hace apreciar cómo es utilizada desde VOX como relator, para pergeñar un nuevo relato interesado.

Quizá por eso, ante la falacia de la post-verdad entendida como forma válida de interpretar la realidad, se erige la fuerza y congruencia de obras como la de don Miguel de Unamuno que, a pesar de los innumerables intentos de relatores y relatos por banalizarla, pervive como referente ante aquella. Y que es precisamente desde su lectura, desde la que podamos denunciar que lo que en esta España sigue aún proliferando sea esa actitud de ir de relato en relato: miremos, por ejemplo, de reojo a Cataluña... De relatores en busca del mejor relato. Pero no para describir y ahondar en la realidad social española, desde donde encontrar efectivas soluciones a nuestros problemas de convivencia. Sino para, de manera interesada, crear un relato con visos de coherencia a partir de unos hechos desfigurados y contrahechos fáctica y moralmente, para legitimarlos. Eso ya lo descubrió Valle-Inclán en los espejos del callejón del gato, y lo llamó esperpento.


Eugenio Luján - FILÓSOFO


https://www.lagacetadesalamanca.es/opinion/unamuno-frente-al-esperpento-de-relatores-y-relatos-sibilinos-DY1364467

viernes, 31 de marzo de 2017

¡Ábrete, Toledo, al Tajo!

      [Publicado en El Diario.es, prensa digital de Castilla La Mancha, el 31 de marzo de 2017]


Ser filósofo, dedicarse a interpretar la realidad desde la filosofía, tiene mucho de rumiante. Hay que salir cada día a buscar prados donde pastar hierba fresca, tiernos retoños o áspera paja; buscar charcos de fondo estriado por la sequía, arroyuelos semisecos o agrietadas acequias en los que refrescar la ingestión. Pero una vez visitados los más diversos prados y praderas, el bajo monte o la alpaca de paja ya prensada, viene la segunda parte: no la del descanso con siesta incluida, sino la de rumiar todo ese alimento ingerido. Subirlo de la alacena del estómago nuevamente a la boca para triturarlo, desentrañarlo y poder así asimilarlo.

Buscando nuevos pastos, esta tarde he acudido al Ateneo de Toledo (y Provincia) para escuchar la “Tertulia sobre el Grupo Tolmo”. Como representante, se ha dirigido a todos nosotros el pintor toledano Eduardo Sánchez-Beato. Desde su paleta, ha ido configurando un cuadro de coloridos recuerdos donde, con sutiles pero firmes pinceladas, ha dado forma a lo que el Grupo Tolmo fue y quiso ser, siempre desde la luminosidad que deja la versión galante del verdadero desarrollo de los acontecimientos. Y nos ha hecho ver cómo la monumentalidad de la ciudad de Toledo, la solemnidad de sus monumentos, el hieratismo de sus murallas, trajo el aislamiento de la influencia del arte contemporáneo.

El problema de construir murallas está en que, una vez levantadas, no solamente permiten la defensa sino que después contribuyen a la incomunicación. Hay que conservar los restos visigodos y árabes y mozárabes que nos unen al pasado, del que somos su fruto; pero no hay que renunciar a subirse a esas murallas donadas por el tiempo para, desde sus almenas, abrirnos a lo que pasa ahí fuera. Esta bonita metáfora encierra la gran labor que durante treinta y ocho años desarrollaron los muy dispares y diversos componentes del Grupo Tolmo. Jóvenes y no tan jóvenes artistas que, acicalando las viejas almenas en discretos estudios de trabajo, consiguieron otear los vientos del nuevo arte que provenía de los confines del horizonte, y transformarlo en obras que incrustaron entre las anquilosadas piedras toledanas.

Quizá no solo sea una bonita metáfora de su labor como artistas, sino el triste destino de una vieja ciudad petrificada en el pasado. Un buen amigo, cuya profesión ha sido la de gestionar la vida, como gran ginecólogo hasta hace unos años, y cultivando la amistad entre sus amigos desde siempre, apela al drama de la conquista para explicar el distante carácter toledano. La pretensión de ser conquistado por muchos pueblos diferentes a lo largo de la historia, ha marcado a sus ciudadanos. El alma del pueblo toledano (la volkerpsychologie de los intelectuales del XIX), está condicionada por ese miedo atávico a ser nuevamente invadido: lo que provoca la sequedad y distancia con el que tratan a sus advenedizos vecinos, costándoles llegar a entrar en sus círculos más íntimos.

De ahí que me una a esa actitud de Sánchez-Beato de aprovechar el pasado para comprender el presente, subiéndome con él a las viejas murallas, y desde ellas otear los aires que expele el lejano pero siempre fresco horizonte. Una vez subido a las almenas de la hierática ciudad de Toledo, aprovechando que esta tertulia ha tenido lugar a unos metros de la casa del gran Victorio Macho, bajar la mirada y contemplar el rio Tajo. Aunque vilmente maltratado hoy, sigue sorteando la dura piedra, acomodándose al hierático terreno, trasladándose sin perder su esencia de un lado al otro de la ciudad. Y visto desde la “Roca Tarpeya” de Victorio Macho, sentirle como ese vínculo que une las distantes orillas, como el zurcidor que fue de culturas medievales, como el fluir constante que durante siglos ha mecido a la imperturbable Ciudad Imperial.

Quizá, como señalaron allá en los años 70 el Grupo Tolmo, el futuro de Toledo no esté en las viejas, inconmovibles y rocosas murallas tan bien conservadas: sino-apunto yo- en el diverso, voluble y actualmente silencioso Tajo. Lamentable y despreciado rio hoy, que sin embargo lucha por seguir fluyendo. Sin apenas detenerse rodea meciendo los cimientos de la impertérrita roca toledana, gira bruscamente hacia Portugal para alimentar allí nuevas vegas, y consigue no morir en el océano: sino proyectarse desde él hacia incógnitas riberas en tierras americanas.

Sr. Presidente y Consejeros de la Comunidad, Sra. Alcaldesa y Concejales del Ayuntamiento, sres. Directores de las múltiples instituciones y asociaciones privadas y públicas, retomemos la estela dejada por el Grupo Tolmo. Abandone de una vez Toledo su afán por mantenerse impertérrito, aislado entre sus murallas perfectamente conservadas, y trabaje para deslizarse por los recovecos que llevan al futuro, cargado de pasado. Como desde tiempo inmemorial viene haciendo el añorado y olvidado Tajo…

 

Eugenio Luján Palma - FILÓSOFO

domingo, 26 de marzo de 2017

El terror como falso argumento para limitar derechos

               [Publicado en prensa digital de Castilla La Mancha el 26 de marzo de 2017]

 

La finalidad última de un Estado debe ser la de garantizar los derechos de sus ciudadanos, velar porque cada uno de ellos puedan disfrutarlos todos, y vigilar que la correspondencia entre derechos y deberes se cumple para que ese Estado funcione. Entre esos derechos que debemos disfrutar como ciudadanos, están el de la libertad, el de la seguridad, el de la educación, el de la sanidad,… Es curioso cómo el decantarse por uno u otro de manera prioritaria, genera una concepción de la sociedad peculiar. En estos días, la titular del Ministerio de Defensa, Sra. de Cospedal, nos ha ofrecido su visión de la sociedad exaltando el derecho de la seguridad por encima de los demás, afirmando en un titular aireado en múltiples medios que “Si no tenemos garantizada la seguridad, da igual tener garantizada la sanidad pública o el subsidio por desempleo”.

Vivimos tiempos difíciles, complicados, donde unos pocos pretender extender el terror y el miedo sobre otros muchos, para imponer su ideología. Las fuerzas armadas de las principales capitales europeas están en estado de máxima alerta, en previsión de posibles atentados, como el que acabamos de vivir hace unos días en Londres. Se han desactivado células terroristas con un programa de muerte indiscriminada ya diseñado. Corren por redes sociales avisos anónimos donde se alerta de posibles atentados en los lugares más concurridos y de forma indiscriminada. El estado de alerta, miedo y desazón cunde entre los ciudadanos europeos.

Pero esta circunstancia de asesinatos masivos e indiscriminados, extremadamente dañinos tanto para nuestra vida diaria como para la convivencia en el plano internacional entre culturas, no debe hacernos perder la auténtica perspectiva de los derechos individuales que disfrutamos. Hay que buscar la máxima seguridad para todos los ciudadanos, pero sobreponer la seguridad a la libertad o la igualdad, es concebir una sociedad donde prima el control a la decisión libre y al trato igualitario.

Por eso, “lo diga Agamenón o su porquero”, hay que recalcar una y otra vez aquello que los liberales del XIX gritaban sin cesar allá donde corrían peligro la defensa de los derechos individuales: ante el menoscabo de cualquiera de ellos, debe prevalecer siempre el de la igualdad por encima de todos. Incluso por encima del de la libertad: porque si no somos iguales, jamás podremos ser libres; porque ser libres sin ser iguales, es menguar la libertad de cada uno.

De ahí que quiera recordarle a la muy excelentísima Sra. de Cospedal, en tanto que Ministra de Defensa, que no es el valor de la seguridad el que genera y ampara a los otros: sino el de la igualdad. Y que solamente desde su promoción podremos desarrollar el resto. Acabamos de cerrar probablemente el siglo más sangriento de la humanidad. Por Europa han vagado fantasmas de odio y de terror de un extremo a otro, tanto a nivel geográfico como ideológico, generando escenarios impensables de aniquilación de millones de individuos, y de la supresión de los más inviolables derechos. Pero si algo deberíamos haber aprendido era que la convivencia justa entre ciudadanos no viene de la mano de la seguridad, sino de la igualdad. Y no vamos a apelar a ejemplos que el avispado lector ya tiene en mente.

Evidentemente vivimos tiempos de miedo y de terror, de sangrientos y aleatorios asesinatos llevados a cabo por individuos sin respeto alguno a esos derechos que nosotros sí les reconocemos; pero eso no debe ser motivo para que el Estado pretenda rescindir ni limitar los nuestros. No está la seguridad por encima del resto de derechos, Sra de Cospedal, sino la igualdad. Curiosamente ese derecho que ud y su Gobierno maltrató y vilipendió en Castilla La Mancha, logrando reducirlo y limitarlo a niveles desconocidos desde la llegada de la democracia en ámbitos como fueron la educación y la sanidad, sometiéndole en ese caso al valor de la economía (de los números y las cuentas).

Los políticos son hijos de su tiempo y de la sociedad a la que gobiernan, ya que por sus propios ciudadanos han sido elegidos. Pero, ni la legitimidad de las urnas ni las circunstancias por las que pasamos por muy tremendas que sean, pueden llevar al silencio de quienes nos consideramos liberales al estilo del XIX, exigiendo el respeto por todos los derechos individuales, y la implicación del Estado en el trabajo diario para que imperen en cada uno de todos los ciudadanos. No es admisible que los representantes públicos quieran aprovechar estas circunstancias de miedo y de terror colectivo, para limitar, rescindir o subordinar nuestros inalienables derechos.


Eugenio Luján Palma - FILÓSOFO

miércoles, 9 de abril de 2014

¿Refundar el PSOE incorporando el programa de UPyD?

 

[Publicado el 09 de abril de 2014 en el periódico digital Diario de Castilla La Mancha.com]

Eran ya casi las nueve de la noche cuando Joaquín Sánchez Garrido, no ha mucho Alcalde de Toledo por el PSOE, terminaba de dictar su conferencia en el Aula Magna de la Universidad de Castilla La Mancha, y el Rector daba la palabra al público asistente.

Fue una Conferencia larga, leída con detenimiento y con pocas concesiones a la improvisación. Según sus propias palabras, pretendía "como un ciudadano más" exponer unas reflexiones en torno a la Regeneración Democrática de nuestro país, y esbozar una propuesta de Estado Federal. Una pretensión que pasó inmediatamente a exponer en primera persona,… pero del plural: "nosotros", puntualizaba una y otra vez.

Todo ello ante un público bastante selecto. Allí estaba presente desde quien representó en la anterior legislatura a la tercera figura del Estado, José Bono, hasta representantes de la magistratura, el ejército, la cultura, y las diferentes fuerzas políticas.

Y, como digo, tras esta pausada lectura, el Rector dio la palabra al público asistente para abrir unos breves turnos de intervenciones que profundizaran sobre todo lo expuesto. Ocasión que aprovechó el Coordinador de UPyD en Toledo, Antonio Lozano Burgos, para dirigirse al ponente con un: "Cuánto me ha alegrado, Joaquín, escucharte. Porque has tratado temas y propuestas que me son muy cercanas, tanto que las llevo defendiendo hace ya cuatro años".

Sí, porque ante los estupefactos representantes del Consejo Local de UPyD que allí estábamos, el sr. Sánchez Garrido fue desbrozando sin el más mínimo rubor, uno a uno los temas y propuestas del Programa de UPyD. Hay que regenerar la política y las instituciones españolas; limitar los mandatos de los políticos; que estos hayan demostrado tener una capacitación previa en su vida laboral antes de asumir ningún cargo (vamos, que hayan cotizado antes a la Seguridad Social en el desempeño de algún trabajo conocido); que no se admitieran en las listas electorales a imputados;… para terminar hablando de la necesaria e imprescindible fusión de municipios.

Los del Consejo Local de UPyD en Toledo no dábamos crédito a lo que escuchábamos. ¡Cómo se puede subir al estrado a dictar una conferencia basada en unas supuestas reflexiones personales, en las que éstas son las propuestas del programa de un partido político contrario al suyo, pero que reiteradamente son calificadas como de idóneas y de aplicación necesaria! Lo dicho, no dábamos crédito.

¿Hay un tema más "upeydiano" que el de la regeneración de la vida democrática y el de la fusión de municipios? Bueno, podríamos decir que sí, que está el del proyecto de "estado federal cooperativo": además expresado así de corrido, con este calificativo que el Consejo Político de UPyD tuvo que explicar a los afiliados y simpatizantes… ¡Pues también fue tratado y explicado por el Sr. Sánchez Garrido! También lo puso sobre la mesa así, de corrido, hablando de su necesaria aplicación.

Claro, a esta altura de la conferencia, aquella sorpresa e inquietud de los inicios se fue tornando en ironía. Y los codazos, las sonrisas y las muecas entre nosotros no cesaron, acompasando las puntualizaciones tan "upeydianas" de nuestro cada vez más cercano orador. De ahí la oportuna intervención de Antonio Lozano, que continuó dirigiéndose al ponente: "pero me gustaría, Joaquín, matizar algunos conceptos que has utilizado pero no has completado…" Con lo que, entre el uno y el otro, expusieron las propuestas fundamentales de UPyD.

Y termina la conferencia. Y nos levantamos para tomar un vino español que se ofrecía a los asistentes. Y comenzamos a intentar sacar alguna conclusión al acto. ¿Qué sentido ha tenido esta puesta en escena? ¿Un selecto público de Toledo, encabezado por José Bono, invitado única y exclusivamente para escuchar cómo un insigne militante del PSOE alaba las propuestas de UPyD?...

¿O será más bien que dentro del PSOE se avecina marejada y hay que comenzar a posicionarse? ¿Será el olor a las primarias lo que ha llevado a un sector del PSOE a empezar a diseñar un programa alternativo con el que renovar sus propuestas, fundamentado en el mensaje político que ahora está más en alza, como es el de UPyD? ¿Habrá sido un acto multitudinario pero de estricto carácter interno, en el que se ha querido mostrar una renovación programática como alternativa a la actual? ¿Será este el camino que algunos están dispuestos a seguir dentro del PSOE, para cambiar su deriva renovando el mensaje?

El tiempo lo dirá. De momento habrá que susurrar a José Bono lo que Antonio Lozano dijo al Sr. Sánchez Garrido cuando se saludaron al terminar el acto: "¡cuántos hay de UPyD, y no lo saben!"

Eugenio Luján Palma

EL RETO - 10. El cruel septuagenario siglo XX (y2)

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